La salud y la ministra: ¡no pedirle peras al olmo!

Ministra de salud - beatriz londoño

 

Una vez más se espera que Beatriz Londoño pueda influir entre sus pares de la medicina para que el reacondicionado barco de la Ley 100 llegue a buen puerto.  Exhortar entonces a la ministra para que elimine las EPS del Sistema de Salud en Colombia como lo hace Arturo Argüello en su última columna es ¡pedirle peras al olmo!

 

Los medios no han hecho otra cosa que ponderar el nombramiento de la Dra. Beatriz Londoño como Ministra de Salud. Baste como ejemplos el artículo de Semana titulado “Señora Ministra” y la entrevista de Yamit Amat en El Tiempo, piezas de periodismo en donde las loas a la educación y la experiencia de la ministra van de la mano con la ausencia del más mínimo esfuerzo por ahondar en si las políticas del nuevo Ministerio apuntan a intervenir las causas reales del desbarajuste total en que se encuentra sumido el sistema de salud.

Ciertamente las credenciales académicas y profesionales de la Dra. Londoño son excelentes sin que sean excepcionales. Lo importante para el país es preguntarse sobre los intereses específicos que la nueva ministra ha representado durante su exitosa carrera; y esos intereses no son otros que los de la intermediación financiera en el sistema de salud. Desde 1992 cuando el presidente Gaviria nombró a Juan Luis Londoño para diseñar e implementar la reforma de salud promovida por el Banco Mundial y materializada en la Ley 100, Beatriz Londoño ha pertenecido al reducido grupo de tecnócratas que introdujo y mantiene en Colombia la intermediación ociosa de las compañías aseguradoras encubiertas bajo la engañosa denominación de Empresas Promotoras de Salud o EPS. Tal como lo expresara el presidente Santos en el acto de posesión de la ministra: “Beatriz es una persona que conoce el sistema al derecho y al revés”.

Durante el periodo inicial de diseño y aprobación de la Ley 100 y de acuerdo con un minucioso análisis publicado por la Universidad de Harvard (1) , mientras Diego Palacios se encargó del trabajo en los medios para ganar la aceptación del público, Beatriz Londoño jugó un papel clave en vencer la resistencia de los médicos a la reforma, la cual percibían como una propuesta originada en economistas de la salud ajenos a la práctica de la medicina. En los años 1995-1999, durante las alcaldías de Mockus y Peñalosa, le correspondió a Beatriz Londoño como Secretaria de Salud de Bogotá implementar la reforma y privatizar los hospitales públicos transformándolos en entidades ejecutoras de la inequitativa política de facturación, mecanismo fundamental en el negocio de las EPS. Fue en este periodo en que se crearon las condiciones para el cierre del Hospital San Juan de Dios.

Como Viceministra de Salud y después de haber implementado las políticas uribistas en el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, Londoño trabajó en el desarrollo de la Ley 1438 – la más reciente versión de la Ley 100 – especialmente en aquellos aspectos en los que se refinan los mecanismos de aseguramiento que benefician las EPS. Uno de esos temas, ahora convertido en bandera del nuevo ministerio es la Atención Primaria en Salud – APS – estrategia a la cual en principio nadie sensato puede oponerse dado que es obvio que mejor es ¡prevenir que curar! El problema reside en que la modalidad de APS que promueve Beatriz Londoño implica según sus propias palabras la: “articulación efectiva de las EPS en un modelo de prestación de servicios basado en APS”. Cuando Santos y su ministra hablan de implementar la APS están es en realidad entregando en su totalidad una nueva área de prestación de servicios a la codicia de las EPS, y no cualquier área, sino aquella que les permitirá a las aseguradoras controlar la puerta de entrada al sistema de salud en su conjunto.

No extraña entonces la complacencia de ACEMI, el gremio que representa a las EPS por el nombramiento de Londoño en el ministerio. Para Jaime Arias, su presidente, la ministra va a ejercer el liderazgo esperado por las compañías de seguros, incluido el liderazgo en la búsqueda de armonía entre médicos y EPS porque: “…no podemos seguir peleando unos con otros”. Una vez más se espera que Beatriz Londoño pueda influir entre sus pares de la medicina para que el reacondicionado barco de la Ley 100 llegue a buen puerto.  Exhortar entonces a la ministra para que elimine las EPS del Sistema de Salud en Colombia como lo hace Arturo Argüello en su última columna es ¡pedirle peras al olmo!

 
Nota: Este artículo se publicó previamente en http://moir.org.co/La-salud-y-la-Ministra-No-pedirle.html el  21 de febrero de 2012
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