Colciencias y la dignidad científica
La situación de la investigación científica en Colombia es muy grave y se corre el riesgo que el trabajo de varios años de los grupos de investigación existentes se pierda y que los programas educativos de las universidades cuya existencia y calidad está apoyada en esos grupos se vean seriamente afectados.
Como se infiere de la inversión de los últimos gobiernos en investigación, estancada hace años alrededor de 0.2 % del PIB (Brasil invierte 1.2%) y del hecho que Colciencias apenas logra financiar un mínimo porcentaje de las propuestas de investigación de alta calidad aprobadas, la ciencia no se considera fundamental para el desarrollo de país.
“Investigadores se rebelan por clasificación de Colciencias” tituló El Tiempo el pasado 13 de abril. La reacción de los científicos está plenamente justificada: la situación de la investigación científica en Colombia es muy grave y se corre el riesgo que el trabajo de varios años de los grupos de investigación existentes se pierda y que los programas educativos de las universidades cuya existencia y calidad está apoyada en esos grupos se vean seriamente afectados.
El problema es mayor si se tiene en cuenta que la nueva clasificación de los grupos hace parte del viraje dado por Juan Manuel Santos a la política de Ciencia, tecnología e Innovación, viraje en el que se privilegia, no la investigación básica, ni la tecnología que de ella se deriva; sino un particular tipo de innovación empresarial que no conduce al desarrollo de la industria nacional, ni del agro colombiano.
Como se infiere de la inversión de los últimos gobiernos en investigación, estancada hace años alrededor de 0.2 % del PIB (Brasil invierte 1.2%) y del hecho que Colciencias apenas logra financiar un mínimo porcentaje de las propuestas de investigación de alta calidad aprobadas, la ciencia no se considera fundamental para el desarrollo de país. Si se importan alimentos a costa de quebrar los productores nacionales, porque no importar también el conocimiento científico; difícil de creer, pero con ese tipo de argumento se definió como política nacional, aunque por supuesto no de manera explícita, que la investigación científica no es una prioridad del gobierno.
A cambio, Santos adoptó una política de innovación empresarial, entendida como simple adaptación del conocimiento y de la tecnología del extranjero a las condiciones del país para lograr un “crecimiento extraordinario” y mayor competitividad en los mercados globales de las empresas que se favorecen con los Tratados de Libre Comercio. Esta política de innovación implicó la creación en el 2012 de “INNpulsa”, organización adscrita al Ministerio de Comercio y a su Banco de Comercio Exterior – Bancoldex –y explica la drástica reducción del presupuesto de Colciencias. Los investigadores y grupos actuales de investigación se deben en gran parte al apoyo recibido de Colciencias en años anteriores. No tiene sentido sacrificar la mayoría de ellos junto con Colciencias en el altar del libre comercio.