Algo de historia: el papel de Freud

freud

 

*Educación sexual con fundamento científico: III Algo de historia: el papel de FREUD

 

La teoría de la inferioridad sexual de la mujer, asociada por Freud al complejo de la envidia del pene, ha sido refutada con sólida argumentación por las mismas discípulas del psicoanálisis, ofendidas en su amor propio.

 

En el plano social, la segunda mitad del siglo 19, conocida como la época victoriana, demostró claramente de qué manera la actitud intolerante hacia la vida sexual condujo al sumo de la estupidez y a la obsesión por el sexo. Muestras de lo primero fueron el tener que reescribir la Biblia para evitar los pasajes considerados faltos de pudor a juicio del censor y hacer lo propio con las obras de Shakespeare; a tapar las patas de los pianos, por considerarlas pornográficas y a colocar en estantes separados los libros escritos por hombres y mujeres para no fomentar la promiscuidad. Al mismo tiempo la prostitución campeaba, a tal punto, que prácticamente no había vecindario de clase media o alta en las ciudades europeas sin su burdel. La represión sexual ejercida especialmente sobre la mujer, se manifestó en ellas en cuadros psiquiátricos denominados “histeria”, los cuales vinieron a constituirse en una de las principales fuentes de estudio de los pioneros de la sexología.
 
Dadas las circunstancias atrás descritas, hacia finales del siglo pasado y comienzos de este siglo se había convertido en necesidad social entender el papel de la sexualidad en la vida de las personas. Respondiendo a esa necesidad empezaron a aparecer los trabajos pioneros de la sexología contemporánea en varios países europeos, especialmente en Alemania. La obra escrita y la actividad académica de varios de estos primeros sexólogos fue extensa y profunda (Bloch, Hirschfeld, Ellis, Moll, entre ellos). Sin embargo, el único cuyos postulados sobre la vida sexual prevalecieron y llegaron a ser inmensamente populares fue Sigmund Freud.
Debemos entonces preguntarnos: ¿Cuál fue la razón para que el psicoanálisis se convirtiera en parte vital de la superestructura ideológica de las sociedades del siglo XX? Mi hipótesis es la siguiente:

 

1.

Freud entendió la necesidad social de reconocer la sexualidad como parte integrante de la naturaleza humana, cosa que venía siendo negada por la ideología dominante desde la Edad Media.

2.

Al hacerlo, se brindaba una salida a la crisis sexual del victorianismo  reflejada en la prostitución – única posibilidad de satisfacción libidinal de los hombres de las clases pudientes- y en los problemas psicopatológicos de sus mujeres.

3.

Por su formación judeo-cristiana (Merani, 1974), Freud abordó el estudio de la sexualidad con el criterio tradicional. Esto explicaría el porqué al rechazo inicial de las teorías freudianas le siguiera una amplia aceptación. El creador del psicoanálisis consideró que la única sexualidad normal era el coito heterosexual con finalidad reproductora, y definió como “perversiones” la totalidad de los demás actos sexuales; de esta manera, al común de los mortales, por lo menos durante la infancia, nos definió como “perversos polimorfos”.

4.

En consecuencia, el psicoanálisis aunque aceptó, e inclusive sobreestimó la importancia de la sexualidad en la vida humana, terminó proponiendo un modelo que no acepta el placer sino la urgencia de sublimarlo, ante los peligros de reprimirlo. Tal como lo señala Norberto Galli (1984), un educador sexual y sacerdote católico italiano: ” en el mundo contemporáneo, la corriente permisiva no tiene su epicentro en Sigmund Freud, como muchos piensan; después de todo, al médico vienés se le puede considerar como el educador del instinto” (SM). En igual sentido se pronuncia el doctor Pedro Guerrero cuando afirma: “Desde este punto de vista la escuela psicoanalítica, aunque inicialmente se muestra liberadora de la miseria sexual, termina muy pronto esclavizando al hombre al cambiar el concepto de pecado por el de anormalidad”(1985).

Hoy, de las teoría sexuales propuestas por Freud (aquí no se discute la probable validez del psicoanálisis en otras áreas), muy poco queda en firme a la luz del conocimiento científico. Sabemos que la naturaleza de la sexualidad infantil es cualitativamente distinta a la del adulto y que el médico de Friéberg se equivocó al considerar que desde el nacimiento, el bebé busca satisfacción erótica -tal vez en esto Freud se vio muy influenciado por las concepciones agustinianas-. De otra parte, períodos del desarrollo psicosexual como el de latencia, nunca han podido ser confirmados en estudios objetivos.

La teoría de la inferioridad sexual de la mujer, asociada por Freud al complejo de la envidia del pene, ha sido refutada con sólida argumentación por las mismas discípulas del psicoanálisis, ofendidas en su amor propio. Algunas de ellas, como la doctora   Sherfey, han llegado a conclusiones completamente opuestas según las cuales, el deseo y la capacidad sexual femeninas son prácticamente insaciables, pero culturalmente se reprimen para hacer posible la maternidad (Sherfey, 1973 ).

Con respecto a la teoría de la homosexualidad, considerada por Freud al menos como un trastorno del desarrollo psicosexual normal, el psicoanálisis ha sido refutado no sólo por los recientes estudios genéticos, neuro-anatómicos y psicosociales, sino también por los mismos psicoanalistas homosexuales que finalmente decidieron dar el debate al interior de su disciplina (Lewes, 1988).
Es por todo esto que, analizando la crisis de las teorías freudianas y buscando definir su verdadero alcance, Edelson (1988), un prominente psicoanalista, ha escrito recientemente: “El psicoanálisis no es una psicología general. Ni siquiera es una psicología completa de la mente. Es apenas una rama de la psicología de la mente”. Y con respecto a las teorías de Freud sobre la sexualidad, agrega: “El psicoanálisis investiga la forma como el deseo sexual produce… fantasías…sexuales”.

 
*Este articulo corresponde al primer capitulo del libro  5 Estudios de Sexología. Manizales, Colombia: ARS Ediciones. Useche, B. (1.999). Educación sexual con fundamento Científico. En: Useche, B. (1.999)
Apartes de este texto fueron presentados, a manera de ponencia, en el “2º Congreso Pedagógico Nacional”, realizado en Bogotá del 1º al 5 de noviembre de 1994, y una primera versión apareció en las memorias de dicho evento. La revista Deslinde (No.21) publicó este artículo en septiembre de 1997.
Comparte mi Columna