Pacientes con cáncer y economía de mercado
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El doble sufrimiento que viven actualmente los pacientes con cáncer en Colombia, sufrimiento que se deriva de la enfermedad misma y de las enormes barreras para recibir apropiada atención que les impone el sistema de salud, bien se puede explicar por la Ley inversa del Cuidado Médico que formulara Julian Tudor Hart en 1971. Según esta ley, entre más economía de mercado se introduzca en un sistema de salud, menos atención médica apropiada reciben quienes más lo necesitan.
La atención médica en cáncer, la enfermedad que no es una, sino más de doscientas, y que se considera el emperador de todos los males que pueda sufrir el ser humano, se ve afectada por la economía de mercado al menos por dos vías principales: la gestión del riesgo financiero de las aseguradoras en salud (EPS) con sus estrategias de contención del gasto, y el altísimo precio que las multinacionales farmacéuticas asignan a sus productos, especialmente a los de innovación que han sido desarrollados con lo más avanzado de la tecnología biomédica (Bristol Myers obtuvo ingresos en el primer trimestre de este año 2022 por $11.650 millones de dólares, únicamente por ventas de su medicamento para el cáncer “Opdivo”). La gestión del riesgo determina enormes barreras de acceso a los servicios de salud, particularmente a los pacientes con enfermedades de alto costo, el cáncer entre ellas.
Hay ocasiones y el momento presente es una de ellas, en que los intereses económicos de estos dos poderosos actores de la denominada industria de la salud chocan entre sí. Las barreras de acceso a los medicamentos innovadores y más costosos, derivadas de la gestión del riesgo que hacen las aseguradoras van en contravía del interés de los laboratorios por ampliar su mercado. Esto explica por qué, sin deponer la competencia entre ellas (hace pocos días Moderna demandó a Pfizer por violar la propiedad intelectual de su tecnología de ARN Mensajero en la vacuna COVID-19), las distintas compañías farmacéuticas decidieron unir esfuerzos y propiciar alianzas con académicos, asociaciones de profesionales de la salud, y asociaciones de usuarios con el objeto, entre otros, de visibilizar las barreras que obstaculizan el acceso de los pacientes a sus productos de alto costo. Este lineamiento lo han enmarcado dentro de una estrategia dirigida a alcanzar la eficiencia en la atención del cáncer.
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Además de contar entre sus miembros a los más reconocidos científicos en su área, la Asociación Colombiana de Hematología y Oncología –ACHO– se ha distinguido por su interés en contrastar la política pública sobre cáncer con la realidad de la atención que reciben los pacientes con cáncer y con las limitaciones a la autonomía médica que a diario encuentran los médicos especialistas en su empeño por diagnosticar y tratar oportuna y apropiadamente a sus pacientes. ACHO se ha destacado el presente año por liderar la difusión de los resultados de la “Gran Encuesta: Barreras Pacientes con Cáncer Colombia.
Los resultados de la encuesta son contundentes: las EPS no cumplen con las actividades de prevención que les fueron encomendadas, ni con las metas de detección temprana, razón por la cual, la mayoría de los casos se diagnostican en estadios avanzados de la enfermedad. La Cuenta de Alto Costo en su reporte más reciente corrobora esta situación: “…la mayoría de los linfomas se clasificaron en estadios avanzados (67,65%)”. El período comprendido entre que el paciente se hace los exámenes ordenados por el médico y la confirmación del diagnóstico por el especialista es para la mayoría, superior a un mes y en muchos casos (13%) transcurre más de un año. Desde el punto de vista del pronóstico de la enfermedad, se considera que la situación ideal es que las leucemias y los cánceres de próstata, colon o de mama sean diagnosticados antes del mes.
El 66% de los pacientes encuestados no reciben, o solo ocasionalmente, apoyo psicológico. Inadmisible hoy cuando la evidencia ha demostrado la influencia de los estados emocionales en el pronóstico y en la sobrevida de los pacientes con cáncer y cuando existe un número cada vez mayor de profesionales especializados y con experiencia en psicooncología y cuidados paliativos.
La entrega de medicamentos es eficiente únicamente para el 56% de los pacientes participantes en el estudio. La Dra. Virginia Abello, presidenta de ACHO, con toda autoridad resume la situación al respecto: “Una ley más no va a solucionar que descaradamente una EPS entregue 10 o menos de las 12 entregas del año de quimioterapia oral a un paciente con leucemia, o que tengamos que presenciar la muerte de cientos de pacientes de EPS que no autorizan los servicios sin que nadie haga nada”.
En fin, la encuesta devela una vez más que el sistema de salud colombiano, no obstante contar con leyes y normas que ofrecen una atención integral en cáncer, presenta graves problemas de acceso a programas efectivos de prevención y a servicios de diagnóstico y tratamiento que eviten muertes evitables. Se cumple, así, la ley inversa del cuidado médico: quienes más necesitan atención son quienes menos la reciben.
Nota al margen. Los retos del actual gobierno nacional en materia de salud son enormes (Ver por ejemplo el análisis de Andrés Vecino). Existe el riesgo de que los partidos integrantes de la actual coalición de gobierno que respaldan la Ley 100 logren incluir en la reforma que se apruebe en este cuatrienio, normas que, antes que regularlas, consoliden el predominio de las EPS en el conjunto del sistema de salud.