Las reformas a los sistemas de salud de Obama y Santos
Las principales promesas electorales del hoy presidente Obama fueron: la solución de la crisis económica, la salida de las tropas norteamericanas de Irak y Afganistán y la reforma del profundamente inequitativo sistema de salud.
En cuanto a la reforma de salud, aunque Obama se anotó recientemente un pequeño triunfo frente al partido republicano cuando la Corte refrendó la constitucionalidad de su reforma, lo cierto es que la ley aprobada hace dos años no cura las graves dolencias del sistema de salud de los Estados Unidos. Como lo expresara la Dra. Marcia Angell de la Universidad de Harvard, la Ley no sólo conservó, sino que amplió el papel de las compañías de seguros causantes de los principales problemas del sistema. Baste decir que, en beneficio de las HMO, organizaciones de intermediación financiera equivalentes a las EPS en Colombia, Obama incluyó en la ley la compra de seguro de salud obligatorio para toda la población en un momento en que hay 50 millones de personas que no tienen seguro médico porque no pueden pagarlo.
En su discurso del 20 de julio pasado ante el Congreso, Santos ratificó una vez más que las compañías de seguros o EPS continuarán siendo el eje del sistema de salud colombiano, “no se trata de acabar con el sistema actual”, sino de reducir el número de aseguradoras para tener “solamente EPS sólidas, eficientes y transparentes”. En la misma línea, Santos había anunciado días atrás que se creará un fondo para comprar las deudas y rescatar financieramente a las EPS en crisis, con lo que provocó la inmediata reacción de quienes se niegan a creer que el gobierno privilegie la solución a los problemas de los intermediarios financieros y no haga una prioridad del apoyo económico a las clínicas y hospitales encargadas de atender a los enfermos.
El fantasma de las promesas que hiciera Obama ronda la actual campaña electoral en Estados Unidos y dado el desencanto y frustración de muchos de los votantes que lo llevaron a la Casa Blanca, la reelección del presidente no está asegurada. De igual manera, la tozudez del presidente Santos en ser el hombre de las EPS en un periodo en el cual la movilización social contra la Ley 100 empieza a reactivarse seguramente tampoco favorecerá su imagen.
